Antes de dar el paso de iniciar un negocio propio, hay que dejar tiempo para la reflexión.
La responsabilidad de
llevar a cabo un proyecto propio es muy alta, además supone un conjunto
de esfuerzos anímicos y psicológicos que no todo el mundo está preparado
para afrontar. Existen unas cuestiones que un futuro (o no),
emprendedor, tiene que plantearse antes de iniciar la aventura como
dueño de un negocio.
La pasión
En
el emprendimiento de un negocio pueden surgirnos muchas dudas, momentos
de debilidad, imprevistos, etc. Se trabaja muchas horas y los
beneficios iniciales son escasos o incluso inexistentes. Por esta razón,
el emprendedor tiene que amar su profesión, su idea o proyecto. Además,
tiene que transmitir una actitud de entusiasmo y ganas, ya que va a
necesitar mucha fuerza.
Las decisiones
Hay que entrenar la
capacidad de decidir. La toma decisiones es esencial para encaminar
correctamente el proyecto, por ello, hay que tener confianza en uno
mismo. Decidir se complica con el paso del tiempo, y uno debe saber dar
una respuesta a preguntas como “¿Trabajo desde casa o puedo alquilar una
oficina? “¿Debo pedir dinero prestado a amigos o familiares?
El riesgo
Cuando se emprende, no
hay ninguna garantía de éxito. El emprendedor debe estar preparado para
la posibilidad de fracaso, y sobre todo, saber remontar si se produce
una caída.
Las responsabilidades
El propietario de un
negocio tiene que ser una persona versátil, polivalente de mente
abierta. Tiene que cultivar conocimientos de diferentes áreas, sobre
todo, tener nociones de las finanzas de sus empresas.
El desgaste
El emprendedor, por
norma general, trabaja muchas horas al día y durante casi toda la
semana. No obstante, es importante gestionar el tiempo, e intentar
encontrar espacio para el ocio, los amigos, la familia, etc. Desconectar
hará que también disfrute más de su trabajo.
Fuente: activamutuaautonomos.blogspot.com.es/
/www.pymesyautonomos.com
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